El curioso


Por querer saberlo todo, bebí la sabiduría de un solo sorbo. El problema fue que el gusto que me trajo fue el orgullo y la decepción, ahora mi búsqueda había terminado, me preguntaban y yo respondía, pero ya no tenia curiosidad, sabia lo que pensaban todos de mi, algunas cosas no me agradaron, y otras me conmovieron bastante. Pero como no podía encontrar a nadie tan sabio, termine por quedarme solo, y olvidado. Las cosas pasaban y la emoción del momento se había esfumado como una enorme burbuja de jabón. Por eso bebí otra copa ante el dolor de sentirme tan sabio, bebí la ignorancia y no paré ningún momento de equivocarme, ya no tenia ninguna respuesta y se sentía, por un lado, más cómodo que llevar el peso de la verdad sobre mis hombros. Pero esa copa me volvió desconsiderado, necio y bastante tonto.

Por un simple error de ignorante me bebí la copa de la humanidad, y me volví un hombre, ni sabio ni ignorante simplemente sin identidad, un perfecto equilibrio de dolor y alegría. Algo acertado a veces y algo tonto de vez en cuando. Por eso, al volverme humano me enamoré.

No hay comentarios: